Este sábado debería haber dado comienzo la Liga F, la primera liga profesional del fútbol femenino. No obstante, el colectivo arbitral se ha plantado hasta que haya una mejora en sus condiciones laborales y la primera jornada ha tenido que ser aplazada. Un día que prometía ser histórico, se convirtió en ello de una manera completamente diferente.

Esta semana las árbitras se plantaron y se negaron a pitar durante el fin de semana salvo una mejora en sus salarios. Hasta ahora los clubes abonaban 3.300 euros por el arbitraje, pero la RFEF solo les hacía llegar 720 euros, quedándose el resto para gastos de dietas, viajes y otros motivos. Y el cuerpo de árbitras pide que se iguale su sueldo al masculino, que se sitúa en los 21.000 euros por partido.

La Federación pidió a los clubes que cubrieran la diferencia (casi 18.000 euros), pero éstos se negaron. Los equipos están a favor de la mejora de las condiciones, aunque piden que sea acorde a la evolución de los ingresos de la competición. Las partes involucradas pidieron la intervención del CSD, que afirmó no tener potestad para tomar la decisión y se limitó a dar apoyo moral a las árbitras.

Tras conocer esta decisión del parón, la Liga Profesional de Fútbol Femenino propuso pagar los 3.300 euros íntegros a repartir entre la árbitra principal de cada partido y sus asistentes, dejando a negociar el resto de gastos (cuarta árbitra, viajes, dietas...) a negociar en un convenio con la RFEF, multiplicando por cinco así los ingresos con solo pequeños gastos para los clubes.

El colectivo arbitral negoció durante horas con la RFEF el mencionado convenio para cubrir el resto de gastos y, tras no llegar a un acuerdo, reafirmaron el parón indefinido de su actividad. No habrá liga este fin de semana ni las próximas hasta que se llegue a un acuerdo.