Aleksander Ceferin y Nasser Al-Khelaifi han salido salpicados por el bochorno vivido durante el día de la final de la UEFA Champions League. De acuerdo con la información del diario 'ABC', tanto el presidente de la UEFA como el del París Saint-Germain hicieron oídos sordos ante las advertencias de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, por el peligro de disputar el encuentro entre el Real Madrid y el Liverpool en Saint-Denis.

La invasión de las tropas rusas al territorio ucraniano provocó un cambio de sede en la final de la Champions, de San Petersburgo a París. Hidalgo tenía claro que Saint-Denis era un peligroso foco de delincuencia, pero los intereses de ambos presidentes estaban por encima. El PSG venía de ganar su partido de ida en octavos de final ante el Real Madrid y confiaban en poder llegar a la ansiada final para jugar en casa.

Según el medio citado, la relación entre Florentino Pérez y Ceferin no atravesaba su mejor momento tras el intento fallido de la Superliga, algo similar a lo que ocurría con Al-Khelaifi por el 'Caso Mbappé'. París era la mejor opción para ambos si querían 'dar en los dientes' al presidente blanco. Sin embargo, a toro pasado, está claro que a los dos les ha salido el tiro por la culata y han sido los primeros perjudicados por esta decisión.

Tal y como preveía la alcaldesa de París, Saint-Denis era un tremendo y descontrolado foco de inmigración y delincuencia, donde nadie iba a poder garantizar la seguridad de los aficionados ingleses y españoles desplazados hasta la capital francesa. Cuando los intereses personales y económicos están por encima de la seguridad de la gente que da vida al fútbol nos encontramos ante un problema muy grande que se debería resolver.

Es más, el Real Madrid ha emitido un comunicado oficial condenando todos estos lamentables y vergonzosos incidentes que acaecieron antes, durante y después de la final de la Champions League. A la pésima organización por parte de las autoridades francesas, que derivó en un colapso de las puertas de entrada, se sumó una oleada de robos y violencia que conllevaron que multitud de aficionados acabaran en el hospital.

En los aledaños del estadio que acogió el encuentro se vivieron momentos de tensión, miedo y violencia. Cargas policiales, gas pimienta, tornos bloqueados, individuos saltando las vallas, servicios médicos desbordados... un auténtico caos en la ciudad que dentro de dos años será sede olímpica. El conjunto blanco quiere saber las "razones" de lo sucedido y pide " respuestas y explicaciones que determinen quiénes fueron los responsables".