El jugador, máximo goleador de la historia del PSG, ha hecho saber a su entorno que no se encuentra cómodo en un club que ha decidido construirse sobre la figura de Neymar, que el pasado verano se convirtió en el futbolista más caro de la historia al pagar al Barcelona 222 millones.
Los dos delanteros no se entienden ni dentro ni fuera del campo, una animadversión que quedó clara en la disputa que mantuvieron sobre el responsable de tirar los penaltis, que no dudaron en escenificar dentro del campo.
Según 'Le Parisien', ese caso acabó por convencer a Cavani de que no tiene el mismo tratamiento del club que su compañero, que recibió más apoyo. El divorcio quedó más patente unos meses más tarde, cuando el uruguayo volvió con dos días de retraso de las vacaciones navideñas y el clan brasileño le criticó profundamente.
Convencido entonces de que el PSG apuesta por Neymar, Cavani fue madurando la decisión de abandonar el club, en el que ya no se siente cómodo. El jugador había recuperado la sonrisa en París después de que en la pasada temporada la salida del sueco Zlatan Ibrahimovic le convirtiera en el '9' del club, su puesto preferido.
Un cambio que se notó en su rendimiento, 49 goles en la temporada, que llevaron al PSG a renovarle su contrato hasta 2020 y convertirle en el jugador mejor pagado del club, 18 millones brutos por temporada. Pero la llegada de Neymar cambió todos los elementos y Cavani se siente como un acólito del brasileño, sobre quien pivota todo el proyecto deportivo.
El uruguayo contaba con un aliado en el club, según 'Le Parisien', el entrenador, Unai Emery, pero la relación entre ambos también se ha enfriado. El técnico no le apoyó en el asunto de los penaltis y su cambio en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones en el Santiago Bernabeu acabó por distanciarles.
La identidad del nuevo entrenador puede pesar sobre la decisión de Cavani de abandonar el club, señala el rotativo, pero todo apunta a que los propietarios cataríes consultarán a Neymar más que al uruguayo. El 'Matador' no es prioritario para el club, que necesita vender jugadores para equilibrar sus cuentas y escapar así de una sanción de la UEFA por contravenir el equilibrio financiero.
Además, en Catar están convencidos de que el tridente Mbappé-Cavani-Neymar no funciona, como quedó claro en el Bernabéu, y el eslabón más débil de los tres es el uruguayo. Su principal apoyo reside en la grada, donde el público le aclama en cada partido, un sustento que puede quebrarse si finalmente expresa su voluntad de alejarse de las orillas del Sena.