A veces en cuanto se coincide mínimamente te obligan a cambiar de equipación. Y otras veces, como en el Camp Nou, aunque apenas se les distinga a distancia todo es normal. Ante el Barcelona, Aitor Fernández, portero del Levante, eligió vestir de amarillo cuando sus compañeros llevaban como equipación el verde fosforito.
Sí, apenas se les distinguía. De cerca, tan solo por los guantes. Y de lejos, ni tan siquiera por los guantes debido a la distancia. En los saques de esquina y con acumulación de futbolistas en el área, era una misión casi imposible saber quién era el futbolista que podía tocar el cuero con las manos y quiénes los que no.
Sin embargo, el trencilla no tomó decisión alguna en este caso. Aitor Fernández disputó el envite con una equipación que dificultaba distinguirle del resto de sus compañeros.