La violencia vuelve a manchar el fútbol, esta vez en Oviedo. En un encuentro correspondiente a la primera reginal ovetense que enfrentaba al Pumarín y al Luarca, los jugadores y aficionados de ambos equipos se enzarzaron en una fuerte pelea a puñetazos y patadas.

El enfrentamiento se desató a los 10 minutos del pitido inicial y el árbitro tuvo que suspender el encuentro después de sacar hasta cuatro tarjetas rojas a miembros de los diferentes conjuntos.

Todo comenzó cuando un jugador del Luarca se encaró con el banquillo local, después de lo cual se desató la tangana. Sin embargo, la pelea no solo se desarolló en el césped, si no que aficionados de ambos elencos también se enfrentaron en las gradas.