En el campeonato Paranaense se iban a medir los dos primeros clasificados, que llegaban con dos puntos de diferencia a disputar el partido que iba a marcar la jornada en Brasil al tratarse además de un derbi. Sin embargo, el fútbol acabó por no ser el protagonista en el estadio Joaquim Américo Guimaraes.

Todo empezó cuando los futbolistas Terans y Marcio Silva se cruzaron en una feroz discusión que terminó con un intercambio de manotazos y agarrones en el tiempo de descuento, cuando el partido aún iba 1-1.

La tensión ya se respiraba con el pitido final, cuando ambos equipos empezaron a recriminarse entre discusiones hasta que llegaran a las manos y provocaron un desmadre en el que los auxiliares y los servicios de seguridad del estadio trataron de frenar el escándalo.