Liderada por un omnipresente Gerard Piqué, la selección catalana sometió a la venezolana a través de la posesión del esférico. Rafael Dudamel tan solo introdujo cuatro cambios respecto al once que el viernes se impuso a la desnortada Argentina de Leo Messi en el Wanda Metropolitano (1-3), pero el equipo suramericano, el 32 clasificado de la clasificación FIFA, no pudo hacer más que resguardarse e intentar percutir la defensa rival saliendo al contragolpe.
Con todo, a pesar de verse incapaces de hacerse con el control de los tiempos del encuentro, los visitantes fueron quienes estuvieron más cerca de estrenar al marcador en la primera mitad.
Jhon Murillo y Roberto Rosales, que actuó en el lateral izquierdo del 4-5-1 de Rafael Dudamel, pudieron avanzar a la Vinotinto, pero los palos de la portería catalana repelieron sus intentos.
La mejor ocasión de los locales, más allá de un potente disparo de Joan Jordán que la defensa venezolana desvió a córner, la protagonizó Piqué, que estrelló una falta en el travesaño de la portería de un Wuilker Faríñez que ratificó su excelente estado de forma. El partido se animó todavía más justo después del entretiempo.
Tan solo habían transcurrido tres minutos cuando Josef Martínez, titular en detrimento de Salomón Rondón, estuvo a punto de hacer gala del olfato goleador que la temporada pasada le llevó a convertirse en el pichichi de la MLS, pero su disparo se marchó por encima del larguero del arco catalán.
La réplica local se produjo en el minuto 52, cuando el centrocampista barcelonista Riqui Puig, tan joven como talentoso con el esférico en los pies, filtró un pase a la espalda de la defensa visitante para que Bojan Krkic, solo ante la portería, anotara el 1 a 0.
La Vinotinto reaccionó rápidamente por mediación del que fue uno de los jugadores más destacados de todo el encuentro, un Roberto Rosales que en el minuto 58, aprovechando un grave error defensivo Martín Montoya, apareció por sorpresa para batir a Isaac Becerra en el uno contra uno, regalando una alegría a los centenares de venezolanos que se acercaron a Montilivi para arropar a los suyos.
En el minuto 89, cuando parecía que el duelo se encaminaba a la tanda de penaltis, Javi Puado, del Espanyol B, cazó un balón muerto en el área y fusiló a Faríñez para anotar el 2-1 definitivo.