En el momento de la verdad el Real Madrid volvió a sacar del bolsillo su mejor versión. Una victoria ante el Borussia Mönchengaldbach le regalaba la primera plaza. Y los blancos mostraron su hambre, saliendo con el cuchillo entre los dientes.

Con Sergio Ramos de vuelta en la zaga de la defensa, el Madrid parece otro. Seguridad en la zaga, buena circulación de balón y remate. Karim Benzema puso lo último. Con dos goles calcados, ambos de rematador puro.

En el primero Lucas Vázquez fue el asistente, en el segundo Rodrygo Goes puso el centro de nuevo en el segundo palo. Ambos envíos finalizaron con un cabezazo inapelable del delantero galo. Lo necesita este Real Madrid que ha pagado la falta de gol en los últimos tiempos.

Por entonces el equipo de Zinedine Zidane ya no necesitaba mirar de reojo el otro duelo del grupo para seguir vivo, duelo en el que el Inter de Milán podría haber clasificado incluso a los blancos si éstos empataban. Pero no hizo falta. El Madrid fue el de las grandes ocasiones.

Modric dominaba el centro del campo y Lucas llegaba hasta línea de fondo en cada aproximación. El gallego, siempre comodín en la plantilla, se ha adaptado a la perfección a este puso ante la ausencia de Dani Carvajal.

El Madrid no se aminoró con el paso de los minutos, en una segunda parte que siguió dominando y dispuso de numerosas ocasiones. Sommer evitó el tanto de la noche de Toni Kroos, que disparó a la escuadra, y el gol de Ramos. Los locales, con el paso de los minutos, bajaron la marcha.

Benzema voló y el Real Madrid recuperó su mejor versión. La necesitará si no quiere repetir lo ocurrido el año pasado en los octavos ante el Manchester City de Pep Guardiola.