El Barcelona de Quique Setién sigue buscando su esencia. A la posesión, innegociable con el nuevo técnico, le faltó profundidad en los últimos encuentros. Pero ante el Leganés el equipo encontró la fluidez necesaria para abrir en canal al rival. Los primeros minutos del cuadro culé fueron magníficos, con Leo Messi -reclutado por Setién para el torneo del KO antes de lo esperado- regalando pases de fantasía.
El argentino encontró el hueco y habilitó a Semedo en banda derecha para que éste le pusiera en bandeja el gol a Antoine Griezmann, que definió con la diestra. En el segundo, obra de Lenglet, Messi fue el encargado de poner el saque de esquina al primer palo, donde se adelantó el galo con un cabezazo imperial.
Pero el show de Messi no terminó ahí. Un envío en profundidad de Frenkie de Jong le dejó solo ante Cuéllar y, tras recortar, encontró en el pie de Tarín un aliado para firmar su primer gol de la noche.
Arthur Melo firmó el cuarto después de dos rechaces del Pichu Cuéllar, que tuvo mucho trabajo durante toda la noche. Primero a Ansu Fati y después a Messi, para que el centrocampista brasileño acabara castigando al guardameta pepinero. El astro argentino -cómo no- cerró la goleada tras un recorte magistral a Cuéllar en un uno contra uno.
De esta manera, el Barcelona recupera sensaciones después de un fin de semana de pesadilla. La derrota ante el Valencia en Liga (2-0) puso sobre la mesa las dudas sobre el estilo de Quique Setién. Pero el Barça volvió a demostrar que la posesión, siempre que esté acompañada de profundidad, es una aliada siempre recomendable. La Copa del Rey sirve al Barça de terapia.