El equipo de Xavi Hernández se apuntó el duelo ante el eterno rival con la pegada ausente en los de Carlo Ancelotti, a pesar de tener minutos de asedio, tres largueros más otro poste de Vinícius y uno más de Aurelien Tchouameni. El Barça se llevó el refuerzo de ganar una cita señalada pese a ser su segundo amistoso, tras la derrota ante el Arsenal, y el Madrid encajó su primera derrota.
El Clásico del verano empezó intenso y terminó incluso caliente el primer acto. Tanto blancos como azulgranas buscaron la meta rival, en un intercambio de llegadas o al menos buenas intenciones que dominó el Barça saliendo bien de la presión rival y con la primera buena ocasión, un gran remate de Oriol Romeu al larguero.
El ex del Girona fusiló desde la frontal y mandó en el centro del campo junto a un Frenkie de Jong mariscal. Además, el doble pivote dio libertad a Pedri y a un Gündogan menos participativo que el canario y que, además, terminó lesionado el primer tiempo. El Madrid respiró con dos llegadas por banda izquierda de Vinícius y los de Ancelotti ganaron la espalda con cierta facilidad a una defensa culé algo despistada en el juego directo de los blancos.
Con el estadio texano contento con la entrega, a los 15 minutos llegó el tanto de Dembélé, en una jugada de pizarra. Una falta lateral la puso rasa Gündogan en la frontal y Pedri esperó el desmarque del francés, quien fusiló cruzado a un Thibaut Courtois que se estrenaba en pretemporada. A la contra casi de inmediato tuvo el Barça el segundo, pero a partir del minuto 20 cambió el guion.
No del todo porque Vinícius perdonó un penalti por mano de Araújo, el balón se fue al larguero, pero el Madrid dio un paso al frente y ya se quedó en campo rival. Los de Xavi perdieron la posesión y pasaron al plan defensivo que, ciertamente, les dio gran parte de la última Liga. El muro, con Ter Stegen deteniendo un mano a mano con Rodrygo justo antes del descanso, funcionó para mantener la renta, pero muy de milagro, con dos postes de Vinícius.
En medio del asedio, Dembélé tuvo el 2-0 en un regalo de un Mendy que fue sustituido antes del descanso, con el Clásico creciendo también en tensión por distintas entradas duras. La de De Jong sobre Militao provocó incluso la tangana y el Barça, muy replegado como para encontrar aire en su ataque, pidió los vestuarios a gritos.
La reanudación trajo de nuevo a un Barça dominador, aunque sin colmillo ante un rival algo dormido. Los catalanes evitaron ese sufrir sin balón pero fueron otros 15 minutos, antes de que Ancelotti metiese a Toni Kroos y Luka Modric. El nombre del verano en los blancos, Jude Bellingham, terminó de sentirse fuera de sitio hasta ser sustituido y Rodrygo tampoco estuvo fino.
Joselu y ya al final Brahim fueron las últimas naves del técnico italiano, pero fue Vinícius quien rondó el gol con su continuo uno contra uno. El larguero negó otro tanto al brasileño, como a Tchouameni, y Vini también se resbaló en mal momento cuando tenía otra franca en el área. Xavi movió banquillo para que no fuera todo defender, con Fermín en el centro del campo y arriba Ansu Fati, Ferran y Raphinha, y fue el del filial quien triunfó.
El onubense batió con un bonito disparo a Courtois en un balón rifado por Kroos y después asistió a Ferrán ya en el descuento para dejar una goleada azulgrana en el Clásico del verano. Algo engañosa pero igualmente para celebrar en un Barça que, recién puesto a caminar, ya tiene motivos para sonreír en el mes de julio.