Locura total vivida en el Nuevo Los Cármenes. Ocho goles en 120 minutos, con remontada y polémica incluida. Lo que parecía una clasificación histórica del Granada para semifinales acabó con una remontada con tintes épicos del conjunto de la Ciudad Condal.

El cuadro blaugrana salió decidido a marcar rápido al feudo rojiblanco. Con Pedri, Messi y Trincao en la línea de tres cuartos, además de Griezmann de falso nueve, el asedio culé al Granada era constante.

Con la lección aprendida del 0-4 recibido en enero, Diego Martínez trenzó una doble línea de cuatro frente a Aarón Escandell, guardameta nazarí en Copa que cuando el Barça superaba la férrea defensa, era el encargado de repeler las ocasiones azulgranas.

A poco más de cinco minutos del descanso, y tras aguantar las constantes arremetidas visitantes, un error grotesco de Samuel Umtiti en la salida de balón brindaba un esférico en bandeja a Alberto Soro para asistir a Kenedy, que marcó ante un Ter Stegen batido.

Tras el paso por vestuarios, los de Koeman se lanzaron a por el encuentro, pero tan rápido que olvidaron cubrirse las espaldas. En otro error de Umtiti, esta vez por perder la marca de Soldado en la divisoria, plantaba al punta rojiblanco frente al meta alemán, que nada pudo hacer ante el ex del Valencia.

2-0 y una segunda mitad por delante en la que el Barça llegó a parecer que daba el partido por perdido, pero nada más lejos de la realidad. En un arranque de orgullo, y en apenas tres minutos, Griezmann y Jordi Alba empataban el encuentro 'in extremis' ante el temblor de piernas del Granada por el vértigo de una nueva semifinal.

La ruleta rusa de la prórroga

Partido a la prórroga y continuación de la locura vivida en el Nuevo Los Cármenes. Los de la Ciudad Condal consumaron la remontada con un gran tanto de cabeza de Antoine Griezmann a pase de Jordi Alba, pero en una acción inundada de polémica, Fede Vico empataba desde los once metros después de que el colegiado señalara penalti sobre Carlos Neva tras un controvertido empujón de Dest.

A falta de 15 minutos para la lotería de los penaltis, el juego de corazón de los locales naufragó ante el buen tono físico y calidad del Barça. Con el Granada más pendiente del cronómetro que del esférico, De Jong volvió a ser el más listo de la clase para aprovechar un balón repelido por Arón en el área pequeña.

Para poner la guinda, el mejor jugador del partido, Jordi Alba, empaló una volea imparable para perforar la meta de Escandell y pintar el quinto gol culé a ojos de la Alhambra. Clasificación sufrida de los de Koeman y honor para un Granada que murió de pie.