Sergi Barjuan ya ha cumplido con su primer partido en el banquillo del Barça. El entrenador, en su debut como técnico culé, ha vivido un empate, aburridísimo, ante un Alavés contra el que terminan un periodo de siete días y con tres jornadas disputadas tan solo han sumado este punto.

El catalán empezó con poca sorpresa con respecto a Ronald Koeman en el once inicial. Con un 4-3-3, y con Dest de extremo, introdujo un par de cambios pero con la misma idea que la que había antes. Sergi estuvo expresivo y activo en la banda, y en el primer acto ya tuvo que empezar a tomar decisiones.

Porque Agüero se tuvo que marchar mareado del verde de un Camp Nou semivacío. En su lugar, entro Coutinho, por momentos silbado por las escasas personas presentes en el estadio culé. Los males del Barça, los mismos de siempre.

Escaso en ataque. Escaso en magia e imaginación. La banda derecha, con Dest, inexistente. Todo por la izquierda, con Jordi Alba y con un Memphis que era el que más peligro llevaba.

Marcó un golazo en el segundo acto que sirvió de más bien poco, porque a los tres minutos de nuevo la defensa del Barça hizo aguas. Rioja hizo lo que quiso por la frontal, Joselu se la cedió de tacón y anotó tras regatear a Ter Stegen.

Las malas noticias seguían, con Piqué lesionado y con Lenglet entrando por él. Además, Riqui Puig, que salió al verde por Gavi. Nico, muy activo, se fue exhausto para dar entrada a Balde.

Además, debutó Abde por un Mingueza que no dio nada en ataque. Ni él ni prácticamente nadie, porque este Barça sigue padeciendo en las áreas.

Sergi Barjuan, desde la banda, estuvo muy activo en los minutos finales cuando el equipo se volcó como pudo para buscar un segundo gol que no llegó porque tampoco llegaron demasiadas ocasiones claras.

Ahora queda ver qué podrá cambiar Xavi Hernández, si es que finalmente es él quien llega al banquillo culé, en un equipo sumido en una crisis de juego y también económica que hace inviable la llegada de grandes nombres del mundo del fútbol.