El West Ham tenía un objetivo muy claro para el partido correspondiente a la ida de las semifinales de la UEFA Europa League: no repetir las sonrojantes imágenes de hace una semana en el Camp Nou, repleto de seeguidores del Eintracht de Frankfurt. Desde el club inglés tomaron las medidas necesarias para evitar una nueva invasión de los seguidores alemanes a un campo rival.

Las amenazas de prohibir a cualquier aficionado del West Ham volver a entrar al London Stadium si ofrecían su localidad a un hincha rival consiguieron detener la temible reventa. Más de 10.000 aficionados alemanes acudieron en masa hasta el estadio en la previa del encuentro, pero solo accedieron a las gradas los 3.000 que contaban con su propia entrada, la cantidad permitida por la UEFA.

A pesar de no llenar el estadio como el Camp Nou, el club presumió de afición en sus redes sociales y los jugadores volvieron a sentirse como en casa. Tras una decepcionante actuación en la Bundesliga, donde marchan novenos, los alemanes recuperan la sonrisa cuando disputan las fases eliminatorias de la segunda máxima competición europea de clubes.

A los 50 segundos, Ansgar Knauff ya había abierto la lata a favor de los visitantes, pero en el ecuador de la primera parte el delantero del West Ham, Michail Antonio, colocó el empate en el electrónico. El japonés Daichi Kamada se convirtió en el héroe de la noche al anotar el gol definitivo en la segunda mitad.

Una espectacular 'chilena' de Jarrod Bowen al larguero hizo temblar a los 3.000 aficionados alemanes presentes en las gradas, pero el marcador ya no se movió. Con esta victoria y con el infierno que vivirá el conjunto inglés en el partido de vuelta en Alemania, el Eintracht ya ha puesto un pie en la final de la Europa League.