Una buena noticia tuvo el Barça en el Santiago Bernabéu. Con mucho trabajo defensivo por delante, y consu primera derrota en LaLigapara continuar con la 'crisis' de la Champions League, Ansu Fati saltó al verde cuando el envite se aproximaba a su final para dar un vuelco al juego de los de Xavi y para dar una alegría a los culés... y a la Selección.

Porque está costando que Ansu Fati encuentre su mejor versión. No por él, sino por las lesiones que, desgraciadamente, están lastrando el presente de uno de los mejores futuros que hay en el fútbol español. Contra el Real Madrid, en El Clásico, su actuación pudo dar el empate a un equipo que hasta que salió estaba totalmente perdido en ataque.

Falto de fluidez, sin mordiente ni verticalidad y escaso de alguien que marcase las diferencias. De ese uno contra uno tan necesario ante equipos tan ordenados como el cuadro de Ancelotti. Ansu puso todo eso, y también la emoción a un encuentro que parecía terminado en el 80 pero que hasta el 91 estaba totalmente abierto.

Fue gracias a él. Desde la banda izquierda del ataque culé, Ansu desarboló ese flanco defensivo blanco, sentando a Fede Valverde y poniendo un centro al que no llegó Lewandowski... pero sí Ferran. Sin Lunin, el ex de City y Valencia puso el 2-1.

El 2-2 casi lo marca Ansu Fati. Fue con un remate acrobático que se quedó muy, muy cerca del palo izquierdo de la portería que defendía el ucraniano. Por poco no celebró un 2-2 que habría demostrado que, de nuevo, en fútbol todo puede pasar hasta el final del partido.

Pero el Real Madrid, tras ese susto tremendo, marcó el 3-1 gracias a un penalti transformado por Rodrygo que cometió Eric García sobre el jugador brasileño.

Con el amargo sabor de la derrota, queda un Ansu que puso algo de luz en el Barça.