Un salto que asusta desde cualquier perspectiva. Álex Villar pasa a centímetros de un saliente de la montaña Mallos de Riglos, en Huesca, uno de los puntos más peligrosos del país.
Jugones ha querido comprobar en primera persona lo que siente el saltador, comprobando el proceso previo a esos momentos de puro vértigo. Villar confiesa que "siempre hay nervios", destacando lo importante que son las condiciones climáticas para realizar un buen salto.
"Una vez tenemos puesto el paracaídas en la espalda, nos conectamos las perneras", cuenta. Y también toca asegurar todo el equipo para que "no se abra".
Nada puede fallar, por lo que el equipo lleva a cabo una última revisión para ver que todo está en orden. "Y listos para jugar". Una actividad extrema en la que no se puede dejar nada al azar.