El cuerpo de Blanca Fernández Ochoa apareció debajo de unos pinos, a unos 1.700 metros de altura, en el pico de la Peñota. Un sargento de la Guardia Civil fuera de servicio lo localizó gracias a su perro, el animal se salió del camino a la altura del Collado del Rey y le llevó hasta el cadáver de la esquiadora.

Los miembros de la investigación encontraron también la mochila de Blanca en el lugar. En ella no llevaba ningún saco de dormir, algo que la familia llegó a apuntar durante el dispositivo de búsqueda.

Lo que sí encontraron en el interior de la mochila fue el ticket de la compra que la esquiadora realizó en un centro comercial antes de su desaparición. Pruebas que serían claves para esclarecer cómo y cuándo ocurrió el fallecimiento.

En la inspección ocular no había signos evidentes de una caída accidental, ni heridas, ni traumatismos. Por tanto será la autopsia la que dictamine las causas de la muerte de la deportista.