"El granizo era tan grande como pelotas de ping pong". El que habla es el ciclista Tim Declercq, que ha terminado con la espalda llena de marcas tras la segunda etapa del Critérium du Dauphine.

La imagen de su cuerpo completamente enrojecido pone los pelos de punta. Y es que una brutal tormenta se desató nada más finalizar la etapa. "Como si el Dauphiné no fuera lo suficientemente doloroso para las piernas", escribió Declercq en sus redes sociales.

La tormenta fue de tal magnitud que en la meta el suelo quedó completamente blanco. Pero no era nieve, sino hielo. En concreto granizo que alcanzó los cuatro centímetros de diámetro.

Una auténtica locura que dejó así la espalda a un Declerq que es duda para la tercera etapa de la prueba. Las heridas que había sufrido en toda la espalda podrían provocar su abandono.