El deporte es cruel y bien lo sabe Carolina Marín. Cuando estaba ganando solventemente las semifinales ante la china Bing Jiao He y encaraba la final asegurando una medalla olímpica, su rodilla derecha ha dicho basta y la ha forzado a retirarse entre lágrimas de los Juegos Olímpicos.
La española comenzó el partido de una manera contundente, con golpes pegados a la red que supusieron un problema que nunca acabó de resolver He y rápidamente consiguió una holgada distancia en el primer set. Pese a un pequeño bajón que supusieron cinco puntos consecutivos para He, Carolina Marín logró sobreponerse sin mayores dificultades y acabar llevándose el primer set por 21-14.
Con el golpe moral que supuso perder el primer set, He comenzó a cometer errores que volvieron a permitir a la española contar con una ventaja de entre 2 y 3 puntos a lo largo de todo el set. A partir de ahí, Marín alternó muy buenos puntos con dejadas cerca de la red y buenos golpes al fondo de la pista que comenzaron a generar más problemas para su oponente.
He estaba desbordada, pero entonces sucedió lo imprevisible. Con 10-5 en el marcador del segundo set, Carolina Marín fue a rematar el volante cuando su rodilla derecha le obligó a irse al suelo (la que se lesionó anteriormente fue la izquierda) tras una mala postura. Tuvo que ser atendida y, tras varios minutos en el suelo, intentó volver a la pista rodillera puesta.
Sin embargo, el dolor era insoportable. Tras dos puntos visiblemente coja en los que apenas pudo moverse, Carolina Marín se tiró al suelo entre lágrimas y se retiró del encuentro con la impotencia de lo que estaba viviendo.
De esta manera, la andaluza dice adiós cruelmente a sus opciones de medalla, ya que tampoco podrá luchar por el bronce.