Estados Unidos es otra historia con el tema del deporte. Y la NBA es fiel reflejo de esa frase. El partido, partidazo de la Conferncia Este, entre Milwaukee y Boston quedó prácticamente visto para sentencia cuando los Bucks pasaron el rodillo ante el líder. Cuando, en el descanso, el encuentro iba ya 75-38.

Resultado que pocos, nadie posiblemente, habrían imaginado. Porque se enfrentaban primero y segundo. Porque Milwaukee, por algún motivo, vive sumido en una especie de tristeza autoimpuesta por sí mismos. Y porque Boston domina con puño de hierro en el Este.

Pero era el día. Lo era porque los Celtics venían de un durísimo partido ante los Wolves, líderes del Oeste. Porque se dejaron llevar. Porque desconectaron. Tanto que no se recordaba algo así en la franquicia desde 1967. Desde ese año no se iban con un -37 al descanso.

Adiós Bucks - Celtics; hola Mavs - Knicks

No dieron una. Un escaso 32% en tiros de campo, contra unos Bucks que rozaban el 60 y con un 50% en triples. Así, imposible.

Tanto para ellos como para la propia audiencia, que desconectó por completo del encuentro. La NBA, ante eso, tomó una decisión.

La de cortar la señal. La de cambiar el encuentro televisado por el Mavericks - Knicks. Más igualdad, más reñido. Sí, pero sin Luka Doncic.

El encuentro en Texas no fue lo que sí fue el Bucks - Celtics. Al descanso, los neoyorquinos 'sólo' perdían por 19, y se acercaron tanto en el tercer como el último cuarto para acabar a cuatro puntos de los de Jason Kidd.

Sí, a la NBA no le tiembla el pulso si la gente no se engancha a sus partidos. Cortaron el partidazo entre primero y segundo del Este para el duelo entre el séptimo del Oeste y unos Knicks que marchan sextos de su Conferencia.