No es fácil hablar del baloncesto español en la actualidad sin acordarse del que puso las primeras huellas en territorio desconocido. No es justo hablar de la edad dorada de este deporte en nuestro país sin hablar del deportista que lo cambió todo.

El 3 de diciembre de 1989, Fernando Martín murió en un accidente de tráfico cuando circulaba por la M30 madrileña. Su figura era de tal calibre que el país quedó conmocionado ante la noticia; no solo a nivel de baloncesto, también era un referente fuera.

Su físico sobresalía por encima del resto. Un auténtico portento de la naturaleza nunca visto hasta entonces que le valió para destacar en deportes tan variados como la natación o el tenis de mesa, pero que le acabó llevando a dominar el baloncesto.

Su carrera comenzó en Estudiantes, donde pasa una prueba tras jugar durante apenas cinco meses al baloncesto. A los 19 años, llegó su fichaje por el Real Madrid. Su primer partido dejó bien claro lo dominante que podía llegar a ser: 50 puntos en 40 minutos de juego.

El nombre de Fernando Martín crece tanto con el paso de los años que llega hasta el draft de la NBA en 1985, siendo elegido por los Nets en el puesto 38. Sin embargo, no llega a debutar con el equipo que le había elegido, manteniéndose un año más en el Real Madrid.

Un año después, hizo una prueba con el que sería su primer equipo: Portland Trail Blazers. Aterriza en Estados Unidos y debuta el 31 de octubre de 1986, jugando apenas 122 segundos contra los Sonics. Y Lo hizo con la tilde en el 'Martín' de su camiseta, una exigencia del español.

Tras una experiencia no muy positiva, con apenas minutos y aportación en la NBA, vuelve al Real Madrid. Antes de un partido contra el CAI Zaragoza, empieza a extenderse la noticia de que un jugador del Real Madrid ha sufrido un accidente. Efectivamente, fue Fernando Martín.

Su muerte sacude al país, dejando una herida que todavía dura en la memoria de los aficionados al baloncesto. Sus pasos han sido seguidos por Raúl López, Pau Gasol, Rudy Fernández, José Manuel Calderón y tantos otros que han llegado después.

Ese era Fernando Martín, que se fue demasiado joven -murió con apenas 27 años- y que dejó una profunda huella que muchos han sabido seguir después.