Barcelona celebra estos días el 30 aniversario de los Juegos Olímpicos de 1992, una cita que transformó la ciudad y la llenó de entusiasmo. Carlus Padrissa y Javier Mariscal fueron los creadores de sus símbolos más representativos: el primero ideó la inolvidable gala inaugural y el segundo imaginó a su icónica mascota, Cobi.

Tres décadas después, ambos rememoran la innovadora inauguración de Barcelona 92 en conversación con laSexta. Para minimizar riesgos, Padrissa creó una reproducción animada que reflejaba cada paso del espectáculo. "Aplicamos lo que sabíamos hacer", recuerda. "Qué riesgo", destaca por su parte Mariscal.

Y es que pocos saben que el ensayo general de aquella ceremonia fue un desastre. "El barco se había chocado contra unas cajas de ordenadores que habían montado en el último momento y no pasaba el barco, chocó...", rememora Padrissa.

Mariscal, por su parte, confiesa que le daba "pavor ser la mascota oficial". "La primera propuesta se ve que no les gustó nada lo que presentamos", apunta. De la segunda, sin embargo, nació Cobi, un perro de trazo cubista cuyo nacimiento su creador recuerda así: "Lo puse de pie, parecía un oso, lo llevé a la peluquería, lo limpié y salió el Cobi y lo eligieron".

"La gran mayoría dijeron 'qué horror, haremos el ridículo'", relata. Sin embargo, no fue así: Cobi se ganó al mundo y la ceremonia fue un éxito que aplaudieron 3.500 millones de espectadores en todo el mundo, aunque hubo un bailarín que quiso boicotearla con una pancarta que ponía 'Freedom Catalonia'. "La cabeza de arriba del iceberg era Pascual Maragall diciendo 'venga, vamos a innovar'", apunta Mariscal.

Para Padrissa, Barcelona 92 "fue una serie de casualidades que podían haber ido mal y fueron bien". "Todo es una cooperación y todo es funciona por amor y cariño", señala por su parte el creador de Cobi. "Toda nuestra generación puso lo mejor de sí y lo hicimos como una cosa mágica", coincide Padrissa.