Nada más aterrizar en el aeropuerto de este pequeño reino del golfo Pérsico, Kardashian difundió en su cuenta personal de la red social Twitter: "Acabo de llegar a Baréin. Por dios, ¿puedo vivir aquí? Es el lugar más bonito de la tierra". 

Los grupos reformistas del país se apresuraron a burlarse de ese comentario, pues consideraron que no tiene cabida en un país sacudido por más de veinte meses de protestas y disturbios que han causado más de un centenar de muertos y miles de heridos.

Incluso el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, calificó en Twitter la actitud de Kardashian como de una "insensibilidad insulsa ante la dura represión del Gobierno hacia los movimientos de protesta". 

También la prestigiosa periodista de investigación Amber Lyon acusó a la estrella televisiva de "hacer de relaciones públicas para los dictaduras", en alusión al régimen bareiní.

La estadounidense, que se hizo famosa por protagonizar un "reality show", llegó a Bahrein procedente de Kuwait para abrir la sucursal de una empresa de batidos en un nuevo centro comercial en la ciudad de Riffa, en el sur del país. 

La visita de Kardashian no sentó nada bien a los diputados islamistas suníes de Baréin, que intentaron la semana pasada impedir su llegada mediante una fallida resolución en el Parlamento. Manifestantes islamistas acudieron a la inauguración de la tienda en la que participaba la estadounidense, con el objetivo de denunciar que su presencia contribuye a difundir el "vicio", lo que ha llevado a la policía a dispersarlos por la fuerza mientras dentro del centro comercial cientos de personas asistían al acto. 

En respuesta a ese aluvión de críticas, Kardashian ha acortado su estancia en Baréin y ha eliminado su polémico comentario en las redes sociales, así como otro en el que sugería que ese país del Golfo iba a ser su próximo destino de vacaciones en 2013.