En 1972, cuando la pareja estrenó una obra en México que había sido censurada en España, se les acusó de ultrajar la bandera nacional en una de las escenas.

El Ministerio de Información del gobierno de Franco pidió explicaciones y se tuvieron que quedar medio año en el país americano exiliados.

Hasta que Julio Iglesias, uno de los artistas más respetados por el régimen, testificó a su favor. Había estado en México de gira, había visto la obra y aseguró a la policía que no había ninguna escena en la que se maltratara la bandera nacional.

Gracias a él Víctor y Ana pudieron regresar a España.