Cuenta atrás para Venecia. 30 días tiene la ciudad para hacer cambios sustanciales en su gestión o la UNESCO tomará medidas. La primera, incluirla en la Lista Negra de Patrimonio Mundial en peligro. Esto no conlleva ninguna sanción económica, pero sí abre la puerta a que el organismo intervenga elaborando junto a Italia un programa de medidas para corregir la situación, un programa que sería seguido por la Unesco para comprobar que se cumple.

Si esto no ocurre, el último paso sería retirar a Venecia de la lista de Patrimonio de la Humanidad, a la que pertenece desde 1987. Lo principal, que acabe con el turismo masivo. Actualmente hay 50.000 personas empadronadas en la ciudad, 14.000 menos que hace 20 años. Y hay días en temporada alta en los que la visitan más de 100.000 personas.

Apenas hay comercios locales, toda la economía gira en torno al turismo, es decir, vender máscaras de carnaval y comida barata, lo que para la UNESCO pone en peligro la autenticidad histórica y la importancia cultural del lugar. También quieren que estudien más en profundidad el impacto del cambio climático en la ciudad, aunque celebran la construcción de las barreras antimareas, que impiden que se inunde.

Es la segunda vez que la UNESCO amenaza. La última vez, hace dos años, Venecia prohibió la entrada de cruceros en la laguna. Insuficiente, cree el organismo, porque los cruceros siguen llegando aunque atraquen a las afueras.