En el año 1982, un extraterrestre llegó a la tierra; concretamente, a Estados Unidos. El objetivo: conquistar los cines de nuestro planeta. Su rostro y su imagen quedaron grabadas para siempre en nuestra mentes. "E.T. no viene de la 'extraterrestre'. Se sacó porque el niño se llama Elliott, y se cogieron la primera y la última palabra de su nombre", cuenta Mamen Rodríguez, periodista de Onda Cero.

Hace 35 años, Steven Spielberg se ganó nuestros corazones con un simpático ser de otro planeta. Le bastaron muy poca palabras. Seguro que las recuerdan: "E.T., teléfono, mi casa". La historia de este extranjero galáctico que quería volver a su casa tenía una moraleja. "Al ponernos, como sociedad occidental, a través de los ojos de un foráneo nos muestra lo hostiles que podemos llegar a ser hacia lo desconocido, y los prejuicios que tenemos, sobre todos los adultos", explica Juan Sanguino, crítico de cine.

Hasta 12 expertos dieron vida, con cables y palancas, a este ser anterior a la era digital. También dieron vida a E.T. dos actores con enanismo y un chico sin piernas. Pero ¿cómo se le ocurrió a Spielberg crear a esta criatura? "Es el personaje imaginario que Spielberg se inventó durante el proceso de divorcio de sus padres", destaca Rodríguez.

Gran mérito de que esta película fuera la más taquillera de la historia hasta la llegada de Titanic fue de sus protagonistas. La jovencísima Drew Barrymore, y por supuesto Henry Thomas, conocido como Elliott. Le bastaron un par de minutos para convencer a Spielberg en el casting. Para emocionarnos al ver E.T. hubo un último toque de magia. La inolvidable banda sonora del gran John Williams.