En la portada del ‘Sgt. Pepper’s’, los Beatles querían hacerse pasar por una banda municipal de las que tocan en calles y parques. Y toda banda suele tener un público. Los creadores de la portada le pidieron a Los Beatles que hicieran una lista de personas que quisieran ver entre ese público. Todos menos Ringo Starr la hicieron. El batería dijo que lo que dijeran los demás le parecería bien. El resultado fue una mezcla de lo más variopinta.

Arriba a la izquierda nos encontramos con Alistair Crowley, experto en magia negra y autor de la Biblia Satánica. La actriz, Mae West en principio, no iba a aparecer, decía que no pintaba nada en un "club de corazones solitarios", pero al final, Los Beatles le explicaron lo que querían hacer y la convencieron.

Bajando a la siguiente fila nos encontramos con Marilyn Monroe, con Karl Marx y con Sigmund Freud. ¿No le ven? Está justo debajo de Bob Dylan. Lo escondieron a conciencia, para que fuese nuestro subconsciente el encargado de encontrarle.

Marlon Brando, Oscar Wilde, Lawrence de Arabia...También estaba Albert Einstein, pero sólo se le intuye por el pelo, porque está tapado por John Lennon.

En el ‘Sargent Pepper’s’ salió mucha gente, pero no fue un disco para todos los públicos. La discográfica dejó fuera algunas peticiones. Por ejemplo Hitler tuvo que quedarse fuera a pesar de ser una petición de Lennon. El responsable de la muerte de millones de personas no quedaba bien en el disco. Jesucristo tampoco pudo acudir al concierto. Sobre todo después de que el mismo Lennon dijese que Los Beatles eran más famosos que él. También hubo un actor que se quedó fuera de la historia por avaricia. Leo Gorcey quería que le pagasen por salir en el disco y la discográfica le mandó a paseo.

Hubo ausencias, sí. Pero también se colaron algunos objetos de lo más curiosos. Una muñeca de la actriz Shirley Temple con una prenda que dice "Bienvenidos, Rolling Stones", o una estatua que trajo el propio John Lennon de su casa.

Todos estos ingredientes crearon una portada que después de medio siglo sigue guardando tanta magia como el vinilo que esconde en su interior.