Luperca amamantó a Rómulo y Remo, los fundadores de Roma, la famosa loba capitolina fue el primer animal en cuidar a bebés de otra especie. Desde entonces llevamos siglos devolviéndoles el favor:

Un cóndor se quedó sin su madre nada más nacer. Así que para alimentarle sin tener contacto humano nada mejor que un guante con forma de ave que no se parecía a su madre ni en pintura, pero dio el pego.

Al igual que los osos panda de una reserva de Japón que para ponerles las vacunas sus veterinarios se enfundan disfraces de panda a los que no les falta detalle. Y así, los verdaderos panda ni se inmutan. Como si viesen a unos primos lejanos que vienen de visita.

Sin embargo, hay unos cerdos que ni son primos ni deberían de acercarse a un tigre a menos de un kilómetro. Pero en un zoo de Tailandia, cerdos y tigres conviven. Con unas elegantes fajas con rayas, los cerdos se mimetizan con los felinos. Todo forma parte de un extraño experimento para conseguir hacer más dóciles a los tigres. Y parece que funciona.

Como la cría de pingüino que acaba de nacer prematuramente en el Zoo de Londres, le pide mimos a un peluche. Su huevo estaba roto y para que no corriese peligro, los veterinarios lo han aislado para alimentarle hasta que crezca lo suficiente. Creyeron que un peluche sería la mejor idea para que no extrañase a su madre y han acertado. Se ha convertido en la madrastra perfecta.