Empujones, golpes y porrazos han protagonizado los tensos momentos que se vivieron en el exterior del museo de Lleida. Varios manifestantes han sido sacados en bolandas y uno ha tenido que ser atendido por taquicardia.
Precisamente para evitar imágenes de cargas o enfrentamientos, el perímetro se había vallado de antemano en un dispositivo que comenzó a las 3.30 horas de la madrugada, con la llegada de los técnicos de Patrimonio junto a la Guardia Civil.
Allí había una decena de ciudadanos concentrados bajo la lluvia entre los que estaba Ángel Ros, alcalde de Lleida, que fue increpado y escoltado fuera de allí. Menos de una hora después llegaban los camiones y los materiales para embalar las 44 obras, mientras en el interior del museo daban inicio los trabajos.
Siguiendo la convocatoria de la CUP, los ciudadanos se han concentrado desde las 7.30 de la mañana en los alrededores del museo. Ante la creciente tensión, las 9.30 han llegado refuerzos de los antidisturbios y al tratar de ampliar el perímetro de seguridad se han vivido los momentos más tensos.
Para el ministro de Interior, estos enfrentamientos no son para tanto: "Aunque están autorizados para el empleo de la fuerza por la autoridad judicial para cumplir la decisión, como siempre la prudencia será la mejor consejera".
Sin embargo, para Joan Tardá es el anticipo de lo que ocurrirá si el independentismo no gana las elecciones: "Si son capaces de hacer esto, ¿qué no serán capaces de hacer?". Las obras están ya embaladas y camino de Sijena en el camión.
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