El Teatro Real de Madrid ha suspendido este domingo una función de la ópera 'Un ballo in maschera', la obra de Giuseppe Verdi, tras las quejas de varios de los asistentes por falta de distancia de seguridad entre las butacas del público.

La obra, cuyo inicio estaba previsto sobre las 20.00 horas, se suspendió tras las protestas de los espectadores, situados en su mayoría en la parte de arriba del teatro, que consideraban que no se seguían las correspondientes medidas sanitarias para frenar la propagación de la pandemia.

En un primer momento, la obra se intentó reanudar hasta en dos ocasiones y se llegó a interpretar la obertura de la ópera y el principio del primer acto. Finalmente, la función se suspendió definitivamente.

Varios asistentes a la función publicaron en redes sociales vídeos en los que se puede observar la poca separación entre los espectadores, sobre todo en la parte superior de las gradas, que estaban casi al completo.

Políticos como Pablo Echenique han denunciado que la distancia de seguridad solo se cumplió en las butacas de platea, las más caras, y no así en el anfiteatro. "La distancia de seguridad para los que pueden pagarla. Metáfora perfecta de las medidas clasistas e irresponsables de Ayuso y Aguado para Madrid", ha denunciado.

Otras voces como la escritora Rosa Montero aseguran que la distancia de seguridad tampoco se respetó en las "butacas premium". "Estábamos pegados como piojos sin un solo sito libre", ha denunciado

El Teatro Real ha defendido que cumplía con "todas las normas vigentes" de aforo en la función de la ópera 'Un ballo in maschera' de este domingo, achacando a un "grupo minoritario" de personas la suspensión de la obra por sus quejas, pese a que fueron reubicados gran parte de esos espectadores.

En un comunicado, la institución ha explicado que "había 905 localidades ocupadas", lo que representa el "51,5 por ciento del aforo total de la sala", y "un grupo de espectadores ha expresado con aplausos y gritos su disconformidad con el emplazamiento de sus localidades".

En esta línea, Gregorio Marañón, presidente del Patronato del Teatro Real, ha asegurado en una entrevista en la Cadena Ser que se vendió el 51% del aforo a pesar de que están disponibles el 65% de las entradas. "Ayer hubo una mayor venta de entradas en el 'gallinero', pero la oferta fue la misma", ha señalado.

Según el relato del Teatro Real, la protesta por la falta de distancia de seguridad que denunciaron algunos espectadores, situados en su mayoría en la parte de arriba del teatro, "se ha prolongado pese a los avisos de megafonía que ofrecían a los espectadores la posibilidad de recolocarles o devolverles el importe de las entradas".

Tras la reubicación de "gran parte de los espectadores" y los "dos intentos de interpretar la ópera por parte del director de orquesta y de todos los artistas y técnicos que participaban en la función", el coliseo madrileño señala que "un reducidísimo grupo insistió en proseguir con sus protestas para boicotear la representación, por lo que la misma tuvo que suspenderse, cerca de las 21.10 horas".

En este sentido, la dirección del Teatro Real abrirá una investigación "para averiguar este lamentable incidencia" y tomará "las medidas necesarias para que las sucesivas funciones se desarrollen con normalidad".