A mediados de agosto, desde hace 20 años, Aranda del Duero se transforma. Sus tranquilas calles se llenan de gente, pero sobre todo de música. El 'Sonorama Rivera' ha convertido a Aranda del Duero en el centro de la música independiente en castellano. Es el festival de este tipo más importante de nuestro país y goza de muy buena salud, a pesar de sus difíciles inicios.

En 1998, los 'indies' todavía no eran 'indies', eran modernos. Los fundadores de Sonorama querían montar un festival para reflotar una tienda de discos que no tenía mucho éxito en el pueblo. Juntaron a tres grupos en la antigua plaza de Toros de Aranda. La entrada costaba 700 pesetas anticipadas y 1.000 en taquilla.

No juntaron ni a 300 personas. De hecho, viendo el poco éxito, abrieron las puertas de la plaza justo antes de empezar, pero el resultado no fue mejor. Aquel desastre fue el germen de lo que todavía estaba por venir y también una deuda con el banco que tardaron diez años en pagar.

Desde aquel año, el Sonorama no ha hecho más que crecer. De aquellas 300 personas pasaron a las 25.000 por día que se esperan este año. De aquel solitario 25 de julio de 1998 se ha pasado a cuatro jornadas llenas de música. Por el camino, cientos de grupos han ido creciendo como el festival, otros que se han conservado aquí y algunas glorias que, aunque no han pegado demasiado con el estilo del Sonorama, han redondeado ediciones de escándalo.

Este año se espera otro festival escandaloso. 150 grupos aguardan ya en Aranda del Duero para celebrar 20 años de modernos, de indies y de música.