Desafiante, rebelde, irreverente y provocador: su actitud extrema acabó convirtiéndole en icono y leyenda del punk. En 1977 los Sex Pistols le ofrecieron ser su bajista. Con apenas 20 años, comenzaba su andadura en la música y, aunque ya había formado parte de otras bandas, casi no sabía tocar el bajo.

Fue su explosiva personalidad la que le llevó a convertirse en una figura de culto de la historia del punk. Junto a su novia, la groupie Nancy Spungen, recorrieron el camino de la música, las drogas y el exceso. Hasta que ella apareció muerta en el hotel donde ambos habían pasado la noche.

Como principal sospechoso, Sid ingresó en prisión provisional, aunque él aseguraba no acordarse de nada y fue la discográfica Virgin quien pagó su fianza. En 1978, los Sex Pistols se disolvieron. Vicious, alma e icono absoluto de la banda, festejaba en un apartamento de Manhattan su salida de prisión. Unos días antes, aseguró que morirse era lo único que podía hacer ya para sorprender a sus seguidores.

Sólo así conseguiría no decepcionarles. Junto a su cuerpo se encontró una nota de suicidio en un bolsillo: pedía ser enterrado con su chupa de cuero, vaqueros y botas de motero. En una última frase se refería a Nancy: "Teníamos un pacto de muerte y tengo que mantener mi promesa. Por favor, entiérrenme junto a mi niña". Vivió frenéticamente y murió joven de sobredosis, dos claves imprescindibles para convertirse en el príncipe maldito del Punk.​