Un encierro veloz y limpio, con toros de la ganadería de Victoriano del Río Cortés, ha puesto la emoción a la séptima jornada de los Sanfermines, donde la fiesta continúa para los de casa, a la espera de que con el fin de semana comiencen a llegar visitantes dispuestos a apurar las últimas horas festivas.
La lluvia de nuevo ha hecho su aparición y ha acompañado al encierro, que ha durado 2 minutos y 20 segundos, con una manada liderada en gran parte del recorrido por dos toros negros y cerrada por un castaño, que, aunque se ha separado en algunos momentos de sus hermanos, no ha llegado a quedarse descolgado.
Con una menor presencia de corredores, se han vivido algunos momentos de tensión en la curva de la Estafeta al quedar algún corredor atrapado entre la pared y los toros, y en Telefónica, donde uno de los Victorianos ha caído momentáneamente al suelo muy cerca del vallado.
La carrera se ha saldado con dos corredores heridos, entre ellos un habitual del encierro, el pamplonés Jokin Zuasti, quien ha sufrido un traumatismo craneoencefálico leve y una herida en la nuca, de los que ha sido atendido en el hospital y posteriormente ha recibido el alta, al igual que el madrileño D.G.M., de 24 años, quien ha sufrido un traumatismo facial leve.
Se abre con algunos cambios
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Lo más llamativo de esta nueva Notre Dame es su luminosidad y el regreso de un color que los siglos habían borrado. En el exterior, las gárgolas dañadas por las mangueras que querían detener las llamas ya han sido reparadas.