Buddy Holly, The Big Booper y Ritchie Valens se encontraban de gira juntos, pero estaban hartos de recorrer Estados Unidos montados en una furgoneta. Eran demasiados kilómetros que sumados al frío extremo de aquel invierno de 1959, les provocaron gripe e incluso principio de congelación.

Harto de pasar tantas penurias, a Buddy Holly se le ocurrió alquilar una avioneta para llegar al siguiente concierto. Se llevó con él al piloto, a Ritchie Valens y a un Big Booper que le pidió sitio en el avión porque era uno de los que tenía gripe.

El avión despegó a medianoche. El aeroplano llegó a recorrer poco más de 8 kilómetros. Se estrelló en un campo de maíz. Las condiciones climáticas eran tan adversas que el piloto perdió el control del avión.

Aquel aeroplano no tenía la instrumentación suficiente para garantizar la seguridad volando de noche y bajo una intensa ventisca. Con la muerte de Holly, Booper y Valens, el rock and roll perdió su inocencia y la música murió un poco con ellos.