La música tiene denominación de origen en el Sonorama. Este año a sus ya tradicionales catas de Ribera del Duero, se une una barra con una oferta especial de vinos dentro del recinto del Festival.

"Aquí la gente bebe vino, bebe vino en porrón, bebe vino en bota, bebe vino en copa, bebe vino en calimocho y disfruta muchísimo del vino", explica Rebeca Ruano, responsable de comunicación del Consejo Regulador Ribera del Duero.

Es el único festival del mundo en el que la música y el vino comparten protagonismo. Este escaparate del Sonorama tiene un impacto económico de más de seis millones de euros.Aranda de Duero se vuelca cada año con este festival, que sólo en la edición de 2015 creó más de 300 trabajos directos en una ciudad de unos 30.000 habitantes, que en sólo cuatro días dobla su población.

"Esa sensación de invasión que se tiene en otros festivales para nosotros es un maná, porque esto en agosto sería un desierto absoluto y hemos conseguido que muchísima gente se acerque hasta Aranda", así lo ha explicado el coordinador del Festival, Javier Aienio.

Las más de 600 plazas hoteleras de Aranda se cubren casi con un año de antelación. Según Félix Marina, el presidente de la Asociación de Hosteleros de Aranda de Duero, "cuando la gente se marcha piden reserva para el año que viene", algo "muy bueno" para la hostelería.