Un niño de 10 años ha sabido encontrarle una nueva utilidad a la lavadora, y sin necesidad de llenarla de ropa. Ha tocado las paredes, la tapa y hasta el interior del electrodoméstico como un experto percusionista. Ahora los padres tendrán que turnarse con su hijo para poder hacer la colada, porque para tocar así de bien se necesita mucha práctica.