Ahora el italiano se ha centrado en estudiar la otra Mona Lisa, redescubierta en 2012 por el equipo de restauración del Museo del Prado. Vinceti ha hecho lo que hizo años atrás en el Louvre: fijarse en los detalles. Así se fijó en estos rostros que aparecen desdibujados en el fondo. Según él, estarían representando a un morisco, con gorro magrebí, labios gruesos y barba.

Además se ha fijado en un castillo octogonal que coincidiría con la arquitectura catalana de la época. El Prado atribuyó esta versión de la Gioconda a un discípulo italiano de Da Vinci, sin embargo a raíz de sus descubrimientos, Vinceti sostiene que el autor era español.

Da incluso su nombre: Fernando Yáñez de Almedina, otro aprendiz de Leonardo. Yáñez de Almedina parece que se llevó el retrato de Lisa Gherardini al terreno de lo español, y estampó en él un mensaje crítico contra la persecución de los cristianos conversos. Pero Para escapar de la inquisición, lo hizo a través de un criptograma.

Aunque el informe de Vinceti aún mantiene su status de teoría, sí que nos anima a mirar el cuadro desde mucho más cerca en nuestra próxima visita al Museo del Prado.