Una mujer rodeada de medusas sobre un fondo de colores vivos, y una puerta que simboliza el mar. Representa a Maria José, una de las mujeres asesinadas en 2018 en España. Naiara Palacios, ilustradora y artista responsable de la obra, explica que "quería que fuesen colores cálidos y apetecibles que intentaran dar a esta mujer que había sufrido entre los 67 años una segunda vida".

Con el ceño fruncido y los ojos cerrados. La cara podría ser la de Rokhaya, una mujer asesinada en Huesca a los 42 años. En su honor, la puerta 45 de la exposición.

Como su rostro, hay otros que lloran, mujeres sin mirada y otras que miran fijamente. Además, hay algunas puertas rotas y otras abiertas. Según explica Iñaki Holgado, ilustrador, las puertas abiertas "visibilizan la esperanza y reflejan que hay algo más de toda esa violencia que ocurre generalmente de puertas para dentro".

Y así una, por cada una de las 47 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2018. "Cuando nos levantábamos y veíamos que había habido un asesinato, sentíamos un terrible agujero en el estómago, es terrible. Y, sin embargo, teníamos que hacer frente a eso. Es un proceso muy duro", reconoce Victoria Kanpandegi, responsable de la iniciativa.

Un retrato desgarrado de la violencia contra la mujer con el que intentan concienciar de lo que pasa detrás las cerraduras, en las casas y los hogares de esas familias.

Raquel, Jennifer, Mari Paz, Eva o Heydi también tienen un espacio en esta exposición. Cada una de sus puertas nos recuerda que no podemos mirar hacia otro lado.