Gritan los nombres de directoras y actrices en la alfombra roja y ponen sobre ellas el foco mediático. Ellas acaparan los flashes de los fotógrafos, pero no los premios del jurado.

La Mostra de Venecia termina con solo dos mujeres compitiendo por el León de Oro, una más que el año pasado. Y vuelve a convertirse en el festival europeo de cine con menos representatividad femenina.

Este año, el León de Oro honorífico ha sido para Julie Andrews. "Me considero bendecida por haber dedicado gran parte de mi vida profesional a las artes cinematográficas", ha declarado al recogerlo, un premio que no ha recibido sola. También lo ha obtenido Pedro Almodóvar porque en los últimos años la Mostra concede este galardón en pareja.

Nunca en toda su historia lo ha recibido una mujer en solitario. Siempre han estado acompañadas. Sophia Loren o Claudia Cardinale son algunas de esas 13 mujeres que levantaron el León dorado por toda su carrera frente a 82 hombres.

Aunque la Palma de Honor no se concede todos los años, en Cannes, la brecha se acorta: cuatro frente nueve, con Catherine Deneuve o Agnès Vara defendiendo el galardón.

En la Berlinale, aumenta la cifra de las mujeres que lograron el Oso de Oro honorífico, con hasta once. Pero el más representativo con ellas, el premio Donostia del Festival de San Sebastián, que ha recaído hasta en 25 actrices.

"Es una manera de abrir camino", manifestó Carmen Maura, un camino, que esperan desde las organizaciones de mujeres cineastas se equipare, donde el foco, y también los premios, salten de ellos a ellas.