Madrid, dos de la madrugada. Un control detecta a los primeros conductores que se han pasado con el alcohol. Entre ellos, una mujer cuyo resultado de alcohol en sangre es ligermente positivo. No obstante, la Policía sospecha de su marido.

Los han pillado intercambiándose el volante unos metros antes de llegar al control.  Le hacen la prueba de alcohelemia y el resultado es evidente: cuadruplica la tasa permitida, lo que constituye un delito.

Una pena castigada, como minímo, con la retirada del carnet de conducir. Entre los que en noche de Reyes se pasan con el alcohol, los hay que prefieren la bici.

Pero aquí también hay límites. 0'25, en este caso. El resultado del test abruma a un ciclista, que dobla la tasa permitida.

Aun así, ha tenido suerte: su regalo de Reyes es conservar el canet de conducir. Se le ha impuesto una sanción sólo administrativa por conducir una bicicleta bajo los efectos del alcohol.