Siete años de guerra y aislamiento han mantenido al mundo del arte en vilo. Por eso, tras la visita de la Sociedad Siria de Documentación y Exploración a la ciudad de Bosra por primera vez desde que comenzó la guerra, se ha llevado una gran alegría: a pesar de los bombardeos, el teatro romano aún conserva su estructura.

"Ahora soy optimista porque el daño no es tan severo, y su restauración puede ser relativamente sencilla", afirma Maher Jarhoum, miembro de la Sociedad Siria de Documentación y Exploración. Es la última buena noticia en un país con seis ciudades Patrimonio de la Humanidad. El conflicto ha dejado estampas horribles.

La ciudad histórica de Palmira cayó en manos de Dáesh hasta 2016. Afortunadamente, se pudieron salvar algunas obras que se llevaron al Museo Nacional de Damasco, cerrado en 2011, pero convertido en un bastión para salvaguardar el arte. El pasado mes de octubre, el Museo reabría sus puertas, exponiendo obras como el león de Allat, rescatado de Palmira y restaurado.

Aún queda mucho por reconstruir: la gran mezquita omeya de Aleppo ha quedado derruida tras el conflicto, igual que la mezquita de Raqqa, donde ahora solo quedan sus ruinas. La ONU ya ha puesto en marcha un programa de rehabilitación del patrimonio para tratar de resucitar estos tesoros maltratados.