La voz de Javier Krahe se ha apagado, un infarto se ha llevado la vida del maestro del ingenio, de la crítica y la ironía. Su compañero, Joaquín Sabina, ha querido decir que "lo hermoso del humor de Krahe es que cuando uno se ríe con él, uno se siente más noble".

Porque más que un cantautor Krahe era un contador de historias, un juglar, un trovador antiguo al que le encantaba la melodía de los pitos de carnaval gaditano. Como aseguró él mismo: "En realidad yo sólo componía en el mes de julio, en la playa".

Entre sus discos está la mandrágora que deja melodías para el recuerdo. Sus críticas traspasaron la música. Se le llegó a juzgar por un corto en el que se cocinaba a un cristo, y salió absuelto. Preocupado por la política no hace mucho le vimos cantar Cuervo Ingenuo acompañado de Pablo Iglesias. Siempre polémico, irónico, mordaz. Desde hoy, muchos, le echarán de menos.