Lo suyo era provocar. Bernardo Bertolucci deja tras su muerte un legado de clásicos cinematográficos y de polémicas.

En 2013 el director reconoció que la famosa escena de la mantequilla en 'El último tango en París' la ideó junto con Marlon Brando a expensas de María Schneider. La actriz confesó haberse sentido casi violada, con miedo y humillada... lo que precisamente buscaba Bertolucci. El director no se arrepintió, pero dijo sentirse culpable, eso sí, 41 años después y tras la muerte de la actriz.

En su siguiente película, 'Novecento', una epopeya moderna en la que repasaba la historia reciente de Italia, tampoco pudo evitar las críticas. Esta vez, por maltrato animal. Hasta seis veces se llegaron a matar animales.

Las puertas de la Academia de Hollywood se abrieron de par en par, con 'El último emperador'. A parte de nueve Oscars, Bertolluci consiguió pasar el filtro de la controversia.

Grandes películas y grandes provocaciones han hecho que Bertolucci, esté donde esté, en el cielo o en el infierno, siempre sea recordado.