En un ambiente mucho más tranquilo que el 6 de julio, cuando se lanza el chupinazo que da inicio a los Sanfermines, la plaza Consistorial y sus aledaños ha congregado a personas de todas las edades que no han cesado de cantar y bailar al ritmo marcado por una charanga, mientras las peñas hacían lo propio en la plaza del Castillo.

A medianoche los balcones del Ayuntamiento se han abierto y a ellos se han asomado miembros de la Corporación municipal, encabezados por el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, quien, en castellano y euskera, ha comunicado que se han terminado las fiestas.

"Pamploneses, pamplonesas, han terminado los Sanfermines 2017", ha indicado para a continuación gritar "viva los Sanfermines de 2018". En ese momento los asistentes se han desprendido de sus pañuelos rojos y han comenzado a cantar el tradicional "Pobre de mí", acompañado del "1 de enero, 2 de febrero, 3 marzo, 4 de abril, 5 mayo, 6 de junio, 7 de julio, San Fermín".

Las despedidas, que han comenzado con el último encierro, protagonizado por toros de Miura, y la retirada del vallado, han continuado a lo largo del día, con momentos especialmente emotivos para los pamploneses como el adiós de la comparsa de Gigantes y Cabezudos.

Por la tarde la fiesta ha vuelto a centrarse una vez más en la plaza de toros, un coso que las peñas se han resistido a abandonar mientras en los luminosos aparecían ya mensajes alusivos a los Sanfermines del 2018. Desde allí se han dirigido al casco viejo para un día más llenar las calles de música y ambiente festivo que continúa incluso después del "Pobre de mí".