Empezó dibujando las patas de una paloma, tal y como le decía su padre, y acabó convirtiéndose en unos de los grandes de la pintura del siglo XX. Es la historia de Picasso, 'padre' del cubismo y un experto en reinventarse cada día.
50 años después de su muerte, Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso, como se le nombró en su partida de nacimiento, sigue muy presente.
El artista malagueño encontró en Barcelona una ciudad moderna en la que instalarse. Y fue allí donde nacieron 'Las Señoritas de Aviñón', un grupo de prostitutas que nada tenían que ver con la ciudad francesa, sino con uno de los burdeles del barrio gótico.
El propio Picasso quiso llamarla 'El burdel de Aviñón', pero el revuelo que de por sí generaba la obra excluyó la palabra burdel; burdeles que el pintor solía frecuentar y que 50 años después levantan polvareda en torno a su figura, pues hay quien lo tilda de misógino y llaman a cancelarlo.
Estrella de Diego se define como una profesora que, en pleno siglo XXI, lidia con sus alumnos sobre si es legítimo demonizarlo. Según explica, sus alumnos creen que "este señor autoritario debería ser desterrado a los almacenes", pero advierte: "Empezamos a cancelar y sabemos dónde empezamos, pero no dónde acabamos".
Medio siglo después de su muerte, el artista, el nombre Pablo Diego José hasta llegar a Picasso, empezó como acabó: en boca de todo el mundo.
Entrevista con Susanna Isern por 'Los pantalones de Luisa'
"La pararon por la calle, la detuvieran y la juzgaron por llevar pantalones": la historia de Luisa Capetillo, la mujer que revolucionó un país
La escritora Susanna Isern nos cuenta en Los pantalones de Luisa la historia real de Luisa Capetillo, una activista de Puerto Rico del siglo XIX que revolucionó América Latina con el simple hecho de ponerse unos pantalones.