En la mítica escena de 'Uno de los nuestros', el mafioso Henry Hill impresiona a su novia Karen entrando por la puerta de atrás al prestigioso restaurante Copacabana, sin tener que hacer la cola. Cuenta Larry McConkey, el operador de steadycam encargado de rodarla, que para lograr seguir a los actores, fue necesario colocar estratégicamente a diferentes extras a lo largo del pasillo que interactuaban con el protagonista y ralentizaban el recorrido de la pareja.

En la secuencia completa participaron más de un centenar de extras. También los cambios de luz del pasillo a la cocina, y después del interior del local, produjeron múltiples quebraderos de cabeza al director de fotografía.

A pesar de todo, la secuencia pudo rodarse en una sola mañana y con sólo ocho repeticiones. Los planos secuencia representan en el cine 'el toque artístico de distinción'.

Su enorme complejidad y dificultad técnica requieren una coordinación perfecta de elementos. No tienen cortes de montaje y se graban del tirón. Por ello, es necesario coordinar previamente todos sus elementos: La luz, los actores, los extras, el recorrido y los movimientos de cámara.

Si algo se descoordina, hay que volver a grabar desde el principio. Pero este plano secuencia no es sólo un alarde de técnica, o una forma rebuscada de contar una historia. Es también el reflejo de la maestría de Martin Scorsese como director.

En un único plano, el cineasta italoamericano sintetiza la esencia de toda la película: la metáfora del hombre que se salta la cola e infringe las normas para obtener lo que quiere.