Casi como un extraño paralelismo entre realidad y ficción, las palabras del Rey Macbeth cuando dice "nada se interpondrá en mi camino" fueron un presagio cuando antes de estrenar la obra de teatro sobre el personaje creado hace 400 años por Shakespeare, cuentan los actores, todo era oscuridad.

Carlos Hipólito, uno de los protagonistas, explica que "por un momento lo vimos muy negro, parecía que nunca íbamos a poder volver a pisar un escenario". El coronavirus truncó los preparativos de 'Macbeth' cuando su director, Gerardo Vera, falleció tres semanas antes de arrancar los ensayos.

Fieles al texto de Shakespeare, nada se iba a interponer en su camino. Quienes participaban en la obra sabían que el proyecto tenía que continuar. "Era la mejor manera de hacer un homenaje a Gerardo", cuenta Alfredo Sanzol, director del Centro Dramático Nacional, y la persona que tomó las riendas del proyecto.

Al fin han estrenado en el Teatro María Guerrero con mucha ilusión, con muchas ganas cruzando los dedos y cuidándose muchísimo todo el elenco. Creen que "Macbeth es una obra muy potente, que pone sobre la mesa emociones muy radicales, muy viscerales", emociones como la codicia por el poder de Macbeth, no tan alejada, dicen los actores, de nuestra realidad.

"Me recordaba a estos últimos días de Donald Trump, porque parece que se ha leído la función y está copiándola. Esta manera de agarrarse cuando todo el mundo ve que tiene que irse", explica Sanzol.

Con la obra también pretenden invitar al publico a la reflexión, y así lo explica el director: "Ojalá el público se pueda hacer unas preguntas, sobre sí mismo y sobre la sociedad en la que está viviendo", dice Carlos Hipólito.

Para eso, defiende la actriz María Poveda, también sirve el teatro. "Necesitamos la cultura para alimentarnos y para que el alma esté más saludable", asegura, y que a pesar de la pandemia, "por los siglos de los siglos, el teatro sobrevive y sobrevivirá". Las tablas seguirán siendo testigos del paso del tiempo.