Los cómics ya son visitantes habituales en los museos españoles. Un homenaje en forma de historia gráfica conmemora, repasando sus grandes obras, los 25 años del Thyssen. En el Prado su próxima exposición de Fortuny también se promociona con un cómic.

"Tenemos parte de esos originales, con esas aguadas, esta cuerda tan bonita que se va a exponer como una exposición propia" comenta Asier Mensuro, historiador de arte.

Hace más de un siglo las aventuras de Krazy Kat convirtieron a su autor, George Herriman en uno de los pioneros del cómic. Ahora, Herriman es el primer viñetista en tener su propia retrospectiva en el museo Reina Sofía.

"Creo que esto obedece a un cambio de mentalidad, tanto en el público visitante como en las personas que trabajamos en las instituciones con arte. El cómic forma parte del relato del siglo XX y XXI, y no se puede dejar fuera", recalca Rafael García, comisario de la exposición de George Herriman.

Hasta los cómics de superhéroes pueden ser arte de museo. Si no que se lo digan al vallisoletano David Aja. Su talento ilustrando le ha valido muchos premios internacionales y una exposición en el museo Patio Herriano de Valladolid. El artista mezcla como nadie cómic con influencias clásicas de la pintura.

David utiliza incluso referencias a la propaganda nazi y soviética más artísticas. Su innovación es una buena prueba de que los cómics ya son obras de museo.

"Porque la narrativa del cómic permite contar cosas de una manera muy distinta, porque se acerca el museo a un público que habitualmente no va a museos pero lee cómics." comenta Asier. Y porque considerar algunas ilustraciones de cómic a la altura de grandes lienzos ya está fuera de toda duda.