La familia Brueghel marcó la historia del arte europeo entre los siglos XVI y XVII. Su apellido fue sinónimo de la alta pintura durante más de siglo y medio.

Todo comenzó con Pieter Brueghel, 'el Viejo'. Fue el primero en abandonar la pintura religiosa y dedicarse a paisajes que cuentan historias. Pintura que siguió con sus hijos, y en particular con Pieter Brueghel, 'el Joven', que aseguró la obra y el legado de su padre. También lo hizo Jan Brueghel, 'el Viejo', que homenajeó a su progenitor, pero con una mayor libertad en sus obras.

Pinturas flamencas de toda una saga que se pueden contemplar este otoño en Madrid, en el Palacio de Gaviria. Se trata de una exposición de piezas representativas de un linaje de pintores que, durante cuatro generaciones, mostraron historias de sus épocas, retratando con realismo los actos cotidianos y los vicios humanos de aquellos tiempos.

Con el avance en la historia y la evolución de cada una de las generaciones, los Brueghel irán cambiando su forma de pintar; aunque, eso sí, todos manteniendo el legado de su familia.