Orejas, ojos o caras grotescas son algunas de las obsesiones de Ribera cuando se ponía a dibujar sin ningún encargo. Gabriele Finaldi, autor del catálogo de Ribera, explica que "conocemos al Rivera público al que trabaja para las iglesias o para el rey, y en estos dibujos vemos al artista más privado".

El Museo del Prado nos abre la puerta a este mundo de trazos enigmáticos, pero los dibujos del Españoleto nos dejan escenas de acróbatas u hombrecillos que parecen salidos de un cuento mágico. "Tenía una fascinación con lo feo, encontraba gran interés en la fealdad humana. Ciertamente encontraba más interesante dibujar una cabeza fea que una cabeza bella", cuenta Finaldi.

Y entre esos dibujos destacan muchos hombres atados, que se funden en escenas crueles. 50 dibujos que nos descubren las inquietudes y pasiones del Españoleto más intimo.