El 15 de enero de 1919, una destilería de Boston, Purity Company, empezaba su actividad normal junto a un tanque con casi nueve millones de litros de melaza, un líquido marrón, dulce y viscoso.

En ese momento, el edulcorante más utilizado en Estados Unidos, sobre todo para la producción de alcohol, estaba a punto de estallar. El invierno de 1919 fue inusualmente caluroso en la fría ciudad de Boston. Los remaches del viejo tanque de hierro cedieron, una ola de melaza de cuatro metros de altura invadió el barrio de North End.

Una onda expansiva de jarabe marrón empujó los edificios de sus cimientos; volcó carros, caballos y automóviles. En pocos minutos, numerosas calles de Boston se inundaron, y cientos de personas quedaron atrapadas por esta sustancia pegajosa. Un tsunami de azúcar que acabó con la vida de 11 personas e hirió a 150.

Se tardaron más de seis meses en limpiar por completo las calles, coches y adoquines. El puerto permaneció marrón hasta verano. Un siglo después, dicen los vecinos de Boston, en días de mucho calor aún sale melaza entre los adoquines.